Lo encontramos en la actualidad trabajando incansablemente como si estuviera a punto de ser llamado por Troilo, o debutar junto al Polaco Goyeneche y su nueva orquesta. Pero la realidad nos muestra que aquellos años indefectiblemente han pasado y aunque Troilo y el Polaco no están, Osvaldo Berlinghieri -historia viva del tango-, sigue en la brecha, motivo por el cual los oyentes del buen tango estamos de para bien.
Si bien es cierto que la nómina de importantes pianistas es nutrida (Orlando Goñi, Osmar Maderna, Fulvio Salamanca, José Basso, Orlando Tripodi, Jaime Gosis, Dante Amicarelli, Osvaldo Manzi, etc.) hay algunos que por su condición de creadores sobresalen, tal el caso de Francisco de Caro, Osvaldo Pugliese, Horacio Salgán y Carlos Di Sarli; junto a estos apellidos ilustres se ubica cerrando ese quinteto de grandes pianistas, virtuosos por ideas y por técnica -cada uno en su estilo-, el de Osvaldo Berlinghieri. Como cada uno de los nombrados, Osvaldo reúne las facetas de compositor, arreglador, director y avezado ejecutante que imprimió en cada agrupación en la que estuvo su "estilo", temperamento y firmeza que aflora en cada versión, algunas notables que luego detallaré; frecuentes improvisaciones, magistrales solos y contundente capacidad conductora que "levanta" a la orquesta en los momentos adecuados, hablan de un exquisito y sobrio músico. Las influencias jazzísticas lo llevan a probar variadas armonías que enriquecen el arreglo rellenando la melodía, de tendencia vigorosa y con cierta ligereza en ambas manos, sin dudas el calificativo adecuado es el de virtuoso.
Su trayectoria profesional comienza en 1945, pero se lo ubica en la generación de músicos surgidos en 1950 y consolidados en la década siguiente. Por este motivo -como casi todos sus pares-, capta las tendencias Piazzollianas que lo inducen a probar un tango no tan tradicional, aunque también lleva sobre sus espaldas doce años de Troilo, y claro que no es poco. Entonces nos encontramos con un músico que presenta dos vertientes, junto al bandoneonista Ernesto Baffa y su trío recrean un estilo Troileano; y con su propia formación el tango moderno o apiazzollado. Yo por gusto personal me quedo con el primero.
Su tránsito por el tango lo ubica en la orquesta del cantor Héctor Mauré y luego por espacio de dos años en la agrupación del bandoneonista Domingo Federico, quien formaba su orquesta al desvincularse de Miguel Caló. Más tarde trabajaría con el maestro Francisco Rotundo, también por un corto período, y en las orquestas de Roberto Caló, Joaquín Do Reyes y Edgardo Donato. Ya fogueado junto a los mencionados directores, Osvaldo emprende una serie de actuaciones en el exterior que comprenden presentaciones en Centroamérica y el Pacífico junto al cantor Raúl lriarte. También ha trabajado en Arabia con Armando Caló y en Bolivia con Dante Leone. Estando en este país recibe el llamado de Aníbal Troilo para incorporarse a su orquesta, ya que Osvaldo Manzi debía cumplir otros compromisos como el de reemplazar a Osvaldo Pugliese. De regreso a Buenos Aires lo espera Troilo y su orquesta que queda formada con los siguientes músicos: Troilo, Mattio, Marino, Tell y García en los bandoneones; Díaz, Votti, Alzina, Cavallaro en violines; Gianna en viola; Fanelli en cello y Kicho Díaz en contrabajo. Al año siguiente se incorpora Ernesto Baffa y los cantores eran Cárdenas y Goyeneche.
En párrafos anteriores mencionaba las versiones que llevan el sello de Osvaldo Berlinghieri: con Pichuco se destacan "Lo que vendrá", "La flor de la canela", "Inspiración", "La Cumparsita" y entre muchas otras -ciento once en total-, "Responso". Integró también el Cuarteto de Troilo y de allí surgen dos obras bellísimas y antológicas: "Pablo" y "Sobre el pucho". Corría 1968 y debido al poco trabajo que por esa época reinaba para las orquestas, Osvaldo emprende junto al bandoneonista Alberto García y el contrabajista Alcides Rossi, un trío que bautizan como Los Modernos. Se unen al cantor Roberto Goyeneche y graban algunos tangos como "Tamar", "Contramarca" y "Torbellino". Siempre en la modalidad de Trío comparte el rubro -hasta hoy- con Ernesto Baffa y se suma el virtuoso contrabajo de Fernando Cabarcos. Una época extraordinaria en donde surgen recreaciones de inmortales tangos: "Mala junta", "Responso", "La Tablada" y "La puñalada" entre los netamente instrumentales; y junto al Polaco graban: "Sobre el pucho", "Romance de barrio" y "Desencuentro".
El trío se convertiría en orquesta para grabar en RCA Víctor y más tarde formaría otro binomio importante junto a Leopoldo Federico, siempre con el bajo de Cabarcos. Volvería a la primera fórmula con Baffa/Cabarcos y también, para acompañar a diversos cantores como Carlos Paiva, Roberto Rufino y Roberto Goyeneche, se ampliaría en orquesta típica, Vale destacar la versión del tango "Solo se quiere una vez" de Claudio Frollo y Carlos V. G. Flores, sobre arreglos de Berlinghieri que grabaran con Rufino, realmente de antología.
Estos son los lineamientos generales de su trayectoria en la que también cuentan sus ya clásicas presentaciones junto a la señora Nati Mistral, una colaboración especial en dos grabaciones con Mercedes Sosa en los tangos "Los mareados" y "Vuelvo al sur" en 1995 y un disco junto al Polaco Goyeneche realizado en 1980 para la RCA Víctor con arreglos propios donde sobresalen las versiones de "Papá Baltazar", "Nunca tuvo novio" y "Milonguita". Últimamente ha grabado en Melopea Discos acompañando a Beatriz Suárez Paz y colaboró en el trabajo de Ernesto Baffa estrenando el tango que les pertenece titulado "Yunta Eterna".
Sin dudas es uno de los valores fundamentales del tango y es una suerte poderlo disfrutar todas las noches en el local más tradicional del barrio de San Telmo creado por otro "grande", Edmundo Rivero; me refiero al legendario "Viejo Almacén" en Balcarce e Independencia en la Capital Federal.
Hernán Volpe
(Revista "Club de Tango", N° 41, Marzo-Abril 2000)
Si bien es cierto que la nómina de importantes pianistas es nutrida (Orlando Goñi, Osmar Maderna, Fulvio Salamanca, José Basso, Orlando Tripodi, Jaime Gosis, Dante Amicarelli, Osvaldo Manzi, etc.) hay algunos que por su condición de creadores sobresalen, tal el caso de Francisco de Caro, Osvaldo Pugliese, Horacio Salgán y Carlos Di Sarli; junto a estos apellidos ilustres se ubica cerrando ese quinteto de grandes pianistas, virtuosos por ideas y por técnica -cada uno en su estilo-, el de Osvaldo Berlinghieri. Como cada uno de los nombrados, Osvaldo reúne las facetas de compositor, arreglador, director y avezado ejecutante que imprimió en cada agrupación en la que estuvo su "estilo", temperamento y firmeza que aflora en cada versión, algunas notables que luego detallaré; frecuentes improvisaciones, magistrales solos y contundente capacidad conductora que "levanta" a la orquesta en los momentos adecuados, hablan de un exquisito y sobrio músico. Las influencias jazzísticas lo llevan a probar variadas armonías que enriquecen el arreglo rellenando la melodía, de tendencia vigorosa y con cierta ligereza en ambas manos, sin dudas el calificativo adecuado es el de virtuoso.
Su trayectoria profesional comienza en 1945, pero se lo ubica en la generación de músicos surgidos en 1950 y consolidados en la década siguiente. Por este motivo -como casi todos sus pares-, capta las tendencias Piazzollianas que lo inducen a probar un tango no tan tradicional, aunque también lleva sobre sus espaldas doce años de Troilo, y claro que no es poco. Entonces nos encontramos con un músico que presenta dos vertientes, junto al bandoneonista Ernesto Baffa y su trío recrean un estilo Troileano; y con su propia formación el tango moderno o apiazzollado. Yo por gusto personal me quedo con el primero.
Su tránsito por el tango lo ubica en la orquesta del cantor Héctor Mauré y luego por espacio de dos años en la agrupación del bandoneonista Domingo Federico, quien formaba su orquesta al desvincularse de Miguel Caló. Más tarde trabajaría con el maestro Francisco Rotundo, también por un corto período, y en las orquestas de Roberto Caló, Joaquín Do Reyes y Edgardo Donato. Ya fogueado junto a los mencionados directores, Osvaldo emprende una serie de actuaciones en el exterior que comprenden presentaciones en Centroamérica y el Pacífico junto al cantor Raúl lriarte. También ha trabajado en Arabia con Armando Caló y en Bolivia con Dante Leone. Estando en este país recibe el llamado de Aníbal Troilo para incorporarse a su orquesta, ya que Osvaldo Manzi debía cumplir otros compromisos como el de reemplazar a Osvaldo Pugliese. De regreso a Buenos Aires lo espera Troilo y su orquesta que queda formada con los siguientes músicos: Troilo, Mattio, Marino, Tell y García en los bandoneones; Díaz, Votti, Alzina, Cavallaro en violines; Gianna en viola; Fanelli en cello y Kicho Díaz en contrabajo. Al año siguiente se incorpora Ernesto Baffa y los cantores eran Cárdenas y Goyeneche.
En párrafos anteriores mencionaba las versiones que llevan el sello de Osvaldo Berlinghieri: con Pichuco se destacan "Lo que vendrá", "La flor de la canela", "Inspiración", "La Cumparsita" y entre muchas otras -ciento once en total-, "Responso". Integró también el Cuarteto de Troilo y de allí surgen dos obras bellísimas y antológicas: "Pablo" y "Sobre el pucho". Corría 1968 y debido al poco trabajo que por esa época reinaba para las orquestas, Osvaldo emprende junto al bandoneonista Alberto García y el contrabajista Alcides Rossi, un trío que bautizan como Los Modernos. Se unen al cantor Roberto Goyeneche y graban algunos tangos como "Tamar", "Contramarca" y "Torbellino". Siempre en la modalidad de Trío comparte el rubro -hasta hoy- con Ernesto Baffa y se suma el virtuoso contrabajo de Fernando Cabarcos. Una época extraordinaria en donde surgen recreaciones de inmortales tangos: "Mala junta", "Responso", "La Tablada" y "La puñalada" entre los netamente instrumentales; y junto al Polaco graban: "Sobre el pucho", "Romance de barrio" y "Desencuentro".
El trío se convertiría en orquesta para grabar en RCA Víctor y más tarde formaría otro binomio importante junto a Leopoldo Federico, siempre con el bajo de Cabarcos. Volvería a la primera fórmula con Baffa/Cabarcos y también, para acompañar a diversos cantores como Carlos Paiva, Roberto Rufino y Roberto Goyeneche, se ampliaría en orquesta típica, Vale destacar la versión del tango "Solo se quiere una vez" de Claudio Frollo y Carlos V. G. Flores, sobre arreglos de Berlinghieri que grabaran con Rufino, realmente de antología.
Estos son los lineamientos generales de su trayectoria en la que también cuentan sus ya clásicas presentaciones junto a la señora Nati Mistral, una colaboración especial en dos grabaciones con Mercedes Sosa en los tangos "Los mareados" y "Vuelvo al sur" en 1995 y un disco junto al Polaco Goyeneche realizado en 1980 para la RCA Víctor con arreglos propios donde sobresalen las versiones de "Papá Baltazar", "Nunca tuvo novio" y "Milonguita". Últimamente ha grabado en Melopea Discos acompañando a Beatriz Suárez Paz y colaboró en el trabajo de Ernesto Baffa estrenando el tango que les pertenece titulado "Yunta Eterna".
Sin dudas es uno de los valores fundamentales del tango y es una suerte poderlo disfrutar todas las noches en el local más tradicional del barrio de San Telmo creado por otro "grande", Edmundo Rivero; me refiero al legendario "Viejo Almacén" en Balcarce e Independencia en la Capital Federal.
Hernán Volpe
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