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17/9/17

Comunicación, cultura y sociedad / Entrevista a Héctor de Rosas

Por Alvaro Costa
A diecinueve días del mes de enero de dos mil cuatro

(...)Como soldador, mi padre andaba por todo el país, porque era muy competente, era un español especialista en soldaduras (...)Un día lo trasladan a Tucumán, al Tafí Viejo. Él vivía acá, en Bs. As., pero allá había parientes de él, porque mis abuelos inmigrantes vinieron en tropilla, con 14 hijos, 7 varones y 7 mujeres. Era un tipo relativamente joven y ahí, bue, fue cuando conoció a mi querida madre y se casaron. Pasa el tiempo y lo destinan a Bs. As., siempre en la línea "Gral. Belgrano", que era el ferrocarril en el que él trabajaba. Y mi madre viene embarazada, llega acá y yo nazco el 2 de octubre. Entonces –cosas de la vida- 3 o 4 años más y Bs. As. a Tucumán otra vez; ahora los tres. Y unos 4 años más (yo hago hasta 3º en la Escuela Normal de Tucumán), entonces se embaraza de nuevo mi mamá y lo vuelven a pasar a mi papá a Bs. As. y nace mi hermana. (...)Mis padres quedan definitivamente viviendo acá. Cuando nace mi hermana, yo le llevaba exactamente 9 años. (...)Y aquí terminé los grados. Después me metió mi mamá en el Incorporado "Sta. Catalina", Colegio de Curas, pero para estudiar, no para ser otra cosa.
"Y yo el cantor"
A.C: Pero el tango a Ud. le venía de antes... O el canto...
H de R: Sería de chico, porque a los 9 años yo empecé a estudiar la guitarra por música. Y mi papá tocaba el bandoneón, y acá, en Bs. As., él concurría a los centros folklóricos por la amistad con la gente de Tucumán, Salta, Vespucio... por lo cual conoció a figuras, (...)Padula por ej.; estamos hablando de músicos que eran compositores grandísimos, porque mi padre me dejó después un alto así de música. Falleció muy joven, 53 años: el mismo trabajo, no tomaba la leche que le daban a la gente que anda con pinturas o gases, fumaba. La cuestión es que a los 9 años yo empecé a tocar la guitarra, pero no cantaba. Pero a los 10, 10 y medio, en uno de esos reductos folklóricos que tenían un grado de categoría (...)era una reunión en la que iban con corbatas a bailar zambas, bailecitos, tocaban tangos también -actúa Martha de los Ríos-, (...)a quien mi papá ya conocía de tantas veces que anduvo en el Centro ése, ¿no?
-- Manolo, ¿por qué no anotás a que estudie canto a tu niño?
Ella tenía un aire medio españolado para hablar, hablaba como mi papá. Yo llevaba la guitarra; no era espectáculo, lo acompañaba a mi padre. Y había un maestro de canto que es buenísimo, el de Lolita Torres, el del cantor de tangos de Aníbal Troilo, Edmundo Rivero (y me voy a poner de pie; eso me hace recordar que, para mí, después de Gardel, Lionel es lo mejor); no tiene nada que ver mi estilo, mi forma con una voz tan...
A.C: ...de bajo...
H. de R: Claro. Pero eso es para ampliarlo después. Bueno, la cuestión es que me lleva mi padre y el mismo día en que yo empecé a estudiar canto con el maestro Ricardo Domínguez, Waldo empieza a estudiar piano. Y nos hicimos amigos; amigos de chiquitos. Pasa el tiempo, pasa el tiempo y yo empiezo a crecer con la cuestión de la voz. (...)Así pude empezar con orquestitas de barrio, que siempre existieron. Porque muchos preguntan: ¿qué es "orquestita de barrio"? Y... es en el barrio que se forman: uno que toca el fuelle que vive acá a la vuelta, otro que toca el violín, el otro que toca el piano, bue. Y nosotros vivíamos en La Boca en esa época; vivíamos en la Escuela de Quinquela Martín... A los 15 años yo ya tocaba la guitarra, era profesor de guitarra. (...)Como vivíamos en La Boca, había algunos festivalitos y estaba una orquesta que se llamaba "Los Pampas". Y bueno, esa fue la primera orquesta en la que yo tuve oportunidad. Me pusieron pantalones largos porque íbamos a carnavales por Necochea, por ahí. Jorge Maciel era cantor de esa orquesta, "Los Pampas", dirigido por dos bandoneonistas, uno llamado Estévez, (...)Y Maciel fue el que me probó en cierto modo como un trampolín para esa orquesta, ¿no? Yo lo había visto en un festival en La Boca. Y él me dijo "¿por qué no venís a mi casa?". Yo ya estudiaba canto. (...)Él vivía detrás del Hospital "Cosme Argerich" y yo vivía en la Vuelta de Rocha. Jorge Maciel era el cantor de "Remembranzas" (...)Yo lo grabé al tiempo con Eduardo del Piano... Bueno, con Estévez seguí un año más o menos. También estuve con una orquestita de barrio que se llamaba "José Basile". Estas orquestitas hacían lo que se llamaban "los cambios". "Cambios" quería decir que, por ej., un sábado yo iba a cantar al Marabú. La gente iba a bailar y no se estilaba mucho poner grabaciones, sino la música en vivo y en directo. Entonces, venían las orquestas de cambio reemplazando a las estables, porque era más económico. Me acuerdo que le hicimos el cambio a Aníbal Troilo, a Alberto Marino, que ya se había separado, tenía su propia orquesta. Estoy hablando del año '48.
(...)Empecé a grabar en discos de pasta. Con Maderna grabé dos títulos. Osmar Maderna, mi debut, fines del '49, casi 50, a mis 17 años, por ahí. Yo venía de batallar con orquestitas de barrio. Hasta que oficialmente me presentaron a Osmar Maderna y ahí ya pasé a ser un profesional, ¿no? (...)Maderna era un tipo medio así tirando a dulce. La historia es que Maderna me hizo grabar y me probó la voz y me dijo: "Muy bien, pibe, muy bien, muy afinado Ud.". ¡16 años, ya hacía 6 años que cantaba! Él era un maestro excepcional. Y así fue la cadena de orquestas. Después me voy con Pedro Láurenz, con quien no grabo. Ya había fallecido mi papá y mucho yo me movía por instinto propio; en la Escuela. de Quinquela Martín éramos caseros y muchos decían "qué bien que canta el hijo de la portera".
LLegué a cantar con Láurenz y Sassone, dos récords en los anales de la historia de los cantantes de tango. (...)Sassone era un tipo que tenía mucha plata. Estaba Sosa después. Y alcancé a cantar con Jorge Casal. Es Sassone el que me saca de la orquesta de Láurenz. Entonces yo me rompía el alma trabajando y ganando bien, para sacarla, y la saqué, a mi mamá de la Escuela. Y compré un departamento. Algún alumno de canto ya tenía y me vino la oferta de José Basso. Lo mío en el trabajo de Basso era el domingo, día franco, porque los sábados teníamos baile. Durante la semana actuábamos en el Marabú, que era un cabaret. 
(...)A mí Piazzolla ya me gustaba. Yo, estando en la cama, ponía Radio "El Mundo". Traté enseguida de asimilar mucho. Lo que sí sé es que yo empecé en el '49 y estamos hablando del '60, ¿no? (...)La auténtica verdad de la vida de Piazzolla está en ese libro que se llama "A manera de memorias". (...)se había muerto Astor ya. Después yo me largué a leer y, entre tantas cosas, veo que le preguntan: "Si hoy formaras de nuevo el Quinteto, cómo lo armarías, quiénes serían los músicos" Dijo, creo que dijo: "Kicho Díaz, bajo; Jaime Gosis, piano; y el violín (creo que fue el mejor violín) el Negro Suárez Paz; para Piazzolla el Negro era Gardel; tenía el tecnicismo que él tuvo, aun cuando hubo tantos otros buenos.
-- Che, hemos hecho el Quinteto pero no le pusimos cantor.
-- Héctor de Rosas.
(...)No seguí grabando temas de Piazzolla porque me quedó mucha rabia desde que él falleció. No he tenido una discusión directa con la señora, con la viuda. Pero a mí me dolió que, en toda reunión, llevaban a Fito Páez y a otros ¡Pero lleven cantores de tango; llévenme a mí que estoy vivo! Hasta que alguien un día se avivó y yo le dije. "Mirá, yo soy el único tipo que gasto guita para mantener mi nombre. Pero a Uds. yo tendría que cobrarles la entrevista 2 mil, 3 mil dólares. (...)Que pasen grabaciones de Astor me da un margen respetable para vivir. Cada 6 meses tengo que cobrar en SADAIC.
(...)Yo me identifiqué tanto con Piazzolla que era mi mundo, ¿no? Una vez, en la Revista "La Maga", que no salió más, me sacaron en la tapa una foto con Piazzolla. (...)Como tenía contacto con periodistas y cuestiones literarias del mundo, había gente de otros países que parecía que hubieran descubierto que yo vivía, ¿me entiende? Pero yo ya venía haciendo shows ¿sabe cuánto hace? Menos de 3 años. Y en una casa que se llama "La esquina de Osvaldo Pugliese", que está en Boedo y Carlos Calvo, el locutor dijo: "¡Lo hemos encontrado!" Se llenó de ambiente artístico ese día. Y hasta había gente en la calle. Bueno, para mí un honor. Y a mí –qué sé yo- no es que me caía mal, ni bien tampoco. Porque qué pasó, ¿estuvo en cana éste?, ¿estuvo enfermo?, ¿o se murió? Y yo le dije a Ud. que lo que pasa es –qué sé yo- que, cuando se fue Piazzolla, yo no me identifiqué con nadie…