30/5/17

Dónde estarán... Traverso, El Cordobés y El Noy... (2a. Parte)

EL NOY

JUAN DAGUERRE o SALVADOR VIGNOLO o CAYETANO LAURO (a) "Noy", es quizás el más mentado de los personajes recordados por Cadícamo.

Prontuariado como L.C. desde su primera juventud, tenía el don natural de la simpatía con la cual se granjeaba incondicionales amistades, aún de aquellos que pertene­cían a un nivel social superior al suyo.

Para ratificar nuestro juicio transcribimos un fragmento del comentario periodístico del diario católico "El Pueblo" a su muerte:

"Era Noy un joven de figura simpática y gallarda apostura y aunque su instrucción no era muy esmerada, su conversación resultaba agradable y variada. Era considerado como uno de los más hábiles ladrones de la Capital. En la policía ha tenido numerosas entradas por robos y hurtos, de los cuales pueden contarse con los dedos aquellas que se le han podido probar. Tanto como tenía de inteligente y audaz, tenía de valeroso y así es como se vieron varias veces en serio aprieto aquellos que tenían orden de aprehenderlo, cuando el hecho por el que se lo procesaba temía que se le pudiera probar".

Por su parte el oficia! de servicio de la comisaría 7a., Federico A. Gutiérrez, que intervino en el hecho e hizo trasladar su cadáver a dicha dependencia, recordaba años más tarde, al ser exonerado de la policía por sus ideas anarquistas, en un folleto titulado "Noticias de Policía", lo siguiente:

"Una noche de carnaval, hace tres años o tal vez cuatro, fue muerto en pelea un individuo valiente y bueno, que era ladrón como podía haber sido prócer, sencíllamente.

La patria exige de sus hombres que sean bravos; el heroísmo no es el talento, la laboriosidad o la honradez; el heroísmo es el valor de la garra y el hedor de la sangre. La patria habrá llegado a su excelsitud  cuando las hienas usen morrión y dragona de oro.
Ese prócer pues, tenía un cuchillo, complemento de su persona y diez o doce mujeres. Su cadáver se veló dos noches entre sollozos y se lo disputaron a lágrima vida y a puñetazo vivo también, infinidad de admiradores. Era  casi popular su alías "El Noy", como temible su cuchillo de pendenciero".

Su historial delictivo comienza a los 15 años, recién llegado de Montevideo, teniendo registradas entre octubre y diciembre de 1892, 5 entradas por hurto. Compañero de andanzas y juego en su adolescencia fue Nicodemo Galin­dez (a) ''Tallista'', de su misma edad, quien años después se destacaría como payador, cantor y autor de temas populares, como "El canto de la selva" grabado por Carlos Gardel.

El 4 de setiembre de 1893 comete el único homicidio que se le conoce, hiriendo de una puñalada a Juan Ruatti en la esquina de Pavón y Santiago del Estero, por cuya causa fallece dos días después en el hospital Rawson. La víctima en el momento de ser socorrido por la policía, declaró que su victimario era un tal "Noy", cuyos otros nombres desconocía.

La policía tras largas investigaciones, lo sorprendió detenido el 21 de ese mes en el depósito de contraventores de 24 de Noviembre, donde había sido enviado por ebriedad de la sección 16ª, el día 16. Esa es la primera vez que aparece su apodo "Noy", vocablo familiar de origen catalán que significa "muchacho".

El 20 de julio de 1897, en el interior del prostíbulo de Rincón 1537, hirió de una puñalada en el muslo al sargento 1° de la sección 18a., José del Prato, que cumplía su recorrida. Sospechamos el motivo de la agresión en un asunto de polleras, ya que la concubina de "Noy", Elvira de Paoli, trabajaba en dicha casa.

El 4 de diciembre de 1900 el fiscal doctor Cano le solicita 3 años de prisión por robo, confirmando el 22 de julio de 1901 el juez del crimen doctor Eduardo French, a cumplir la pena solicitada por la fiscalía. Pero al parecer permane­ció en libertad, pues es detenido el 1° de agosto de ese año acusado de asalto y robo. En 10 que resta de 1901 le registramos 4 entradas por robo, 3 por disparo de anma de fuego y un sobreseimiento por lesiones.

El 11 de febrero de 1902 durante los festejos de carnaval, es protagonista de una audaz evasión junto a otros presos del cuadro 2. del Departamento de Policía. Aprovechando la algarabía producida por el corso instalado en la avenida Belgrano, se introdujeron por un agujero que había en el techo del calabozo, bajaron por una claraboya al patio del cuartel de bomberos y salieron por la puerta que daba a Belgrano en momentos que desfilaba una comparsa, mezclándose en ella.

Al día siguiente, luego de pernoctar en los alrededores de la quinta de Navarro Viola, en las cercanías de la avenida Caseros, se dirigieron junto con Domingo Chequi (a) "Jerguita", uno de los evadidos, a la ciudad de Pergamino donde a la semana fueron detenidos y trasladados a esta capital.

Para finalizar con su "foja de servicios" diremos que superan el medio centenar las entradas en la comisaría de investigaciones por delitos de distinta índole, aparte de las contravenciones por ebriedad, desorden, portación de armas y desacato. Una advertencia, sobre todo para los escribas que le inventaron y le siguen inventando hazañas de cuchillero: en tantos hechos comprobados, no le hallamos un solo duelo criollo, siempre pegó primero y preguntó después.

Su fama de pendenciero, sus hazañas de lunfardo y su crédito de guapo, se desdibujan ante el recuerdo de su muerte, fielmente preservada en la memoria del pueblo y lamentada en los versos simples pero sentidos de Andrés Cepeda, su leal amigo y L.C. de vida tumultuaria, cantados por décadas por la mayoría de los troveros populares.

En la madrugada del miércoles 25 de febrero de 1903, en pleno bullicio carnavalesco, a las 3.15 hs. "Noy" se encontró con Cayetano Osuna, quien iba acompañado de una mujer disfrazada de "Dominó", en la puerta del almacén de Lavalle 2100 esquina Junín, propiedad de Manuel Vidal. Antiguos resentimientos, por mujeres probablemente, pues esa era zona de prostíbulos y los dos tenían sus intereses en esa clase de "negocios", originó un violento cambio de palabras entre ellos.

El oficial Gutiérrez. en su folleto citado, dice que el origen de la discusión fue: -"una morocha que... Ay, mi Dios".

A una seña de "Noy" ambos se dirigieron por Lavalle hacia Ayacucho y al llegar frente a la cochería de Lavalle 2068, Osuna sacó su revólver y saltando a la calle hizo cinco disparos contra "Noy", a tiempo que éste desde la vereda disparó dos veces contra su agresor sin dar en el blanco.

El último disparo de Osuna dio en el tórax de "Noy", quien cayó sobre la vereda, pero levantándose y desenvainando un cuchillo que llevaba en la cintura corrió tras Osuna, que había emprendido la retirada e intentaba guarecerse en el prostíbulo de Lavalle 2068. "Noy" alcanzó a llegar al medio de lacalle de las esquinas de Lavalle y Junín, donde cayó muerto. La bala de Osuna le había atravesado el corazón.

En el revólver de "Noy" se hallaron dos cápsulas picadas y una sin servir, indicio que éste efectuó dos disparos, aparte de los otros dos con que repelió la agresión de Osuna, comprobado posteriormente por manchas de humo encontradas en su mano izquierda, pues era zurdo, como se demostró en las diligencias policiales. El proyectil que produjo su deceso, se introdujo en el sexto espacio intercostal, según informó el médico de policía doctor Malitón González.

Reconoció el cadáver el sujeto José Castro, también de malos antecedentes, domiciliado en Laprida 777, quien declaró ser primo y único pariente del extinto en este país. "Noy" en una causa por robo en setiembre de 1901, donde intervino la comisaría 16a., declaró que tenía un medio hermano por parte de madre llamado Eugenio Lampo, con domicilio en Paseo Colón al llegar a Humbeto 1°. La comisaría 14a. comisionada a verificar lo dicho por "Noy", informó que en ese paraje no se conocía a ninguna persona de ese nombre y apellido.

La verdadera filiación de "Noy", según constancia del certificado de defunción publicado en la sección inhumaciones del 26 de febrero, era Juan Mayaus o Mayano, oriental, de 26años, soltero, blanco, domiciliado en Viamonte 207.

De la documentación consultada surge que "Noy" provocó el lance y que el homicida hasta el instante de hacer armas quiso evitar la pelea. Esta conclusión está confirmada al haber en la comisaría 9a. una denuncia hecha por Osuna contra "Noy", de fecha 14 de febrero, es decir, 11 días antes del suceso, por amenazas de muerte, que la seccional policial desestimó por no ser habido el acusado.

Cayetano Osuna en el momento de cometer el homicidio, era argentino, de 29 años, trigueño, panadero, alfabeto y domiciliado en Ombú (Pasteur) 321, con los siguientes registros en la comisaría de investigaciones:

- 23 de noviembre de 1896, hiere de una puñalada por cuestiones de juego a Fabio Escobar en el café de Triunvirato 862.
- 6 de octubre de 1897, es detenido por la comisaría 1a en indagación por lesiones.
- 6 de enero de 1898, agrede a un vigilante con cuchillo.
- 9 de julio de 1898, es puesto en libertad por gracia presidencial, ante el juzgado del doctor Ernesto Madero.
- 16 de junio de 1899, lesiona a la prostituta Rosa Fernández, por negarse ésta a seguir viviendo en concubinato.
- 24 de mayo de 1902, es detenido por la comisaría 31a. por amenazar de muerte con un cuchillo a Mateo Correa, en su domicilio de Corrientes 4521.

Como vemos, Osuna no era ningún "nene de teta", por el contrario, hombre de armas llevar y de no andarse con chiquitas. Pese a ello y, lo reiteramos, hasta el último momento no quiso pelear con "Noy", pues respetaba o temía, no lo sabemos, al rival que debía enfrentar.

En los primeros meses de 1904 fue condenado en primera instancia a cumplir cuatro años de presidio, por homicidio con el atenuante de provocación. Apelada la sentencia, la Excelentísima Cámara de Apelaciones confirmó la anterior, rechazando por improcedente el recurso de revisión de la causa, conforme al dictamen del fiscal de la cámara Dr. L. Segovia, quien expuso que, si el crimen debía juzgarse en esos momentos con el arreglo a la ley 4.189, le correspondería como mínimo diez años de presidio. Esto ocurrió en 1905.

Como conclusión relataremos una nota tragicómica producida durante el velatorio de "Noy", realizado en la avenida San Juan 1780, frente mismo de la comisaría 18a. Es de imaginar que el gremio delictivo de Buenos Aires no podía estar ausente en la última cita de uno de sus más destacados miembros y el acto de presencia de los más conocidos L. C. de la metrópoli, fue casi masivo.

El personal policial de la citada comisaría, al observar el incesante desfile de sujetos de malos antecedentes penetrar al conventillo vecino, por precaución rodeó la cuadra y procedió a la detención de 20 individuos, todos con causas anteriores, escapando otras cuarenta por los fondos y viviendas linderas.

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